Desap-Ego
Vivimos
en una sociedad individualista que nos enfoca desde la niñez a la
competitividad y al culto al ego. Pero no a un ego sano, consciente
de sus propias necesidades y de las de los demás, sino a un ego
enfermo, condicionado por el desconocimiento y el malestar.
La educación
y crianza tradicionales, alentadas por un deseo de competitividad atroz, buscan
alejarnos de la cooperación y el altruismo y de esta forma,
apartarnos de nuestras verdaderas necesidades. También,
anestesiarnos ante la existencia de l@s demás.
Llegamos
a la adolescencia y posteriormente la edad adulta desconociendo cómo
somos, cómo comprendernos a nosotr@s mism@s o a l@s demás, cómo
escucharnos o escuchar, cómo sostenernos o sotener, cómo
apoyarnos o apoyar o, simplemente, cómo amarnos o amar.
Nos
centramos en nosotr@s, en nuestros problemas, y no podemos escapar
del yo, de la turbación de nuestro ego herido, para acceder al
nosotros. Esto deriva en gran parte de una niñez en las que nuestros
padres nos criaron centrados en ellos, en sus egos dañados, en sus
problemas, y se olvidaron de cubrir nuestras verdaderas necesidades:
amor, compañía, cobijo, comprensión y respeto.
Nos
centramos en nuestro egoísmo, en nuestro Ego anestesiado y nos
olvidamos de l@s demás, de la confianza, de la compasión, del
sostén mutuo, de la cooperación.
Para
amar a l@s demás, primero tenemos que sanar nuestro Ego, acceder a
nuestro verdadero Yo y aprender a amarnos a nosotr@s mism@s de forma incondicional, con
compasión, sin complejos.
Si
lo logramos, habremos salido del círculo del desap-ego.
Si
lo logramos, habremos sanado nuestro Ego y tendremos acceso a nuestro
verdadero yo.
Si
lo logramos, habremos alcanzado el equilibrio en el amor. Podremos
amar sin culpas, sin intereses ocultos, sin condiciones, a nosotr@s
mism@s y a l@s demás.
Elena
Mayorga