Asumir la verdad es duro, pero profundamente sanador.
Aunque llevo ya muchos años hablando y escribiendo sobre crianza respetuosa, lo que me ha traído enfrentamientos y comentarios de todo tipo, aún me sorprendo cuando leo a alguien justificando los malos tratos y los golpes recibidos en su infancia.
El haber sufrido golpes, castigos y todo tipo de violencia, no te convierte en mejor persona ni te prepara mejor para la vida.
A veces la realidad es tan dura de asumir, tanto, que muchas personas prefieren justificar lo injustificable, como que les pegaron, les maltrataron, por su bien, y que este tipo de crianza coercitiva, les ha ayudado a forjar su carácter y a tener una vida mejor.
No es cierto, la violencia recibida, solo les aportó dolor, incomprensión, sufrimiento y sumisión.
El dolor aporta dolor para todos.
El dolor aporta represión.
El dolor aporta incomprensión.
El dolor aporta malestar, jamás bienestar.
Ojalá algún día estas personas se reconcilien con la verdad y puedan liberarse, y liberar a las personas de su alrededor, de las consecuencias de la represión de su dolor.
Asumir la verdad es doloroso, cuesta mucho, pero resulta profundamente sanador.
Elena Mayorga