¿Podemos ser felices por nosotr@s mism@s?
La
calidad de nuestras relaciones, sobre todo en los primeros años de
vida, marcan no sólo nuestro presente, sino también nuestro futuro
(vínculo, apego, empatía). Pero, esto no significa que debamos
depender del exterior para ser felices. Esperar a que la felicidad
nos llegue de fuera hacia dentro es sinónimo de no llegar a ser
nunca felices. La felicidad real, no a retazos, se alcanza cuando
nace desde nuestro interior, cuando nos sentimos centrados, serenos,
equilibrados, seguros. Serenidad, equilibrio, seguridad, que luego
compartiremos de forma altruista con las personas de nuestro
alrededor.
Sin
embargo, si la felicidad no nace de nuestro interior, si no nos
sentimos serenos, si arrastramos carencias, traumas, desequilibrio,
si depositamos nuestras esperanzas en el exterior, nunca llegaremos a
sentirnos en armonía con la vida.
Cuando
somos bebés, cuando somos niños y vamos desarrollándonos en
libertad, recibimos, desde luego, nutrientes desde el exterior, el
apego, el vínculo, el Amor. Pero, al igual que las semillas regadas
por el agua de lluvia, crecemos, nos desarrollamos y somos felices,
desde nuestro interior. Nuestros sentimientos, emociones, sensaciones
se manifiestan de dentro hacia afuera, se comparten de dentro hacia
afuera.
Sin
embargo, cuando el apego es inseguro, los vínculos débiles y el
Amor no es el suficiente, es cuando, desesperados, buscamos los
nutrientes que nos faltan (y volcamos nuestra felicidad) en el
exterior. Cuando No hemos crecido en libertad, nuestro desarrollo se
ha visto mermado y se nos ha impedido madurar a nuestro ritmo,
nuestra brújula interna se vuelve loca y perdemos nuestro centro,
nuestra capacidad de ser felices por nosotros mismos. Buscamos
entonces la felicidad fuera, anhelamos nuestros nutrientes
esenciales, creamos relaciones externas basadas en dependencias, en
sometimientos y no en un intercambio desinteresado y altruista de
Amor.
Hasta
que no volvamos a encontrar nuestro centro, hasta que no comprendamos
que la felicidad crece dentro de cada ser humano, no lograremos
reencontrarnos con nuestro equilibrio, con nuestra seguridad, con
nuestra felicidad.
Elena
Mayorga