¿Cómo liberarnos de nuestro cansancio, de nuestra fatiga emocional?
Cuando
no nos encontramos emocionalmente bien, cuando sentimos
desequilibrio, nos hallamos sin fuerza, sin anhelos, físicamente
cansados y fatigados emocionalmente.
Además, parecemos estáticos,
no tenemos ganas de emprender, de cambiar, por lo que para evitar
todo movimiento, nos refugiamos en rutinas en las que nos sentimos
cómodos, protegidos, pero que no disfrutamos. Trabajamos, comemos,
nos vestimos, conducimos, encendemos la tabletas, el ordenador, la
tele y las horas se pasan, por inercia, sin que hallamos sido
conscientes de nuestras acciones, de nuestro vivir.
Cuando
sentimos fatiga emocional, una de las consecuencias directas es que
perdemos nuestro centro, nuestro poder de decisión sobre nuestras
vidas, dejando que desde el exterior nos impongan cómo debemos
vivir.
¿Cuándo
comenzó esta desconexión con nuestro centro, con nuestros anhelos
esenciales?
¿Cuándo
nos fue arrebatado el poder de decisión sobre nuestras vidas?
Tal
vez, todo comenzó en una infancia llena de restricciones, de
órdenes, de castigos. De coacciones que te obligaban a quedarte
quieta, a no hacer ruido, a no moverte.
Órdenes que aún hoy en día
siguen vigentes.
Órdenes,
que seguimos obedeciendo, ciegamente, a pesar de los largos años
transcurridos desde que nos fueron impuestas.
Órdenes,
que carecen de sentido, pero que tenemos tan grabadas en nuestro
inconsciente que somos incapaces de revelarnos ante ellas.
Órdenes,
que las más de las veces, nos fueron dadas por las personas que más
amábamos, por las personas en las que confiábamos tan ciegamente,
que era imposible que se estuvieran equivocando (aunque en nuestro
fuero interno sentíamos que estaban siendo injustas, violentas,
excesivas).
Ellos
nos ordenaron y a fuerza de castigos, de coacciones, acabamos
perdiendo no sólo la seguridad en nosotros, sino la confianza. La
imagen que teníamos sobre nosotros quebró y comenzamos a dudar de
nuestra valía. Pensamos que estábamos equivocados. Pensamos que
fallábamos a las personas que nos amaban. Pensábamos que no
valíamos para nada, que teníamos pensamientos falsos que debíamos
borrar y dejar paso a los que nos decían que eran correctos.
En
esos momentos, tras un largo proceso de pérdida de identidad, nos
quebramos, nos perdimos a nosotros mismos. La conexión con nuestro
esencia, con nuestro centro, desapareció y pasamos a vivir a merced
del exterior.
En
esos momentos, comenzó a gestarse esa fatiga emocional y física que
ahora nos acompaña, que nos adormece, que nos deja amodorrados en el
sillón sin ganas de movernos, de crear, de imaginar, de proyectar
cambios en nuestra vida.
En
nuestra infancia, entramos en un círculo de fatiga y desinterés del
que tenemos que escapar.
Recuperemos
esas palabras que nos ataron y rompamos su fuerza, cortemos las
cadenas, deshagámonos de ellas.
Recuperemos
la conexión con nuestra esencia, con nuestro centro que antaño
teníamos y abandonemos la angustia, el cansancio.
Recuperemos
la confianza en nosotros mismos, en nuestras ideas, en nuestros
pensamientos.
Nosotros,
desde nuestro centro, desde nuestro interior, somos los que tomamos
las decisiones sobre nuestras vidas. No dejes que palabras del pasado
te sigan teniendo anclado a ellas.
Toma el poder sobre tu vida.
Recupera tu fuerza, tu energía.
Date permiso para moverte, para actuar, para Vivir.
Toma el poder sobre tu vida.
Recupera tu fuerza, tu energía.
Date permiso para moverte, para actuar, para Vivir.
Elena Mayorga