Salir de nuestras crisis


No sé si te has dado cuenta, pero la vida no es como nos la venden en los anuncios, en las películas o en las redes sociales. 
La vida no es siempre trepidante, siempre alegre o siempre fastuosa y sorprendente. 
La vida no es todo éxito, todo fracaso, todo visibilidad o invisibilidad. 
La vida no es un escaparate. La vida tampoco es pasividad, inmovilidad, quietud.
La vida no es tan plana y reducida como las imágenes que vemos expuestas por todas partes.

La vida es profunda, agitada, quieta, monótona, rápida, lenta, alegre, feliz, triste, tranquila, serena... La vida es y lo es todo.

Nuestras vidas son resultado de una sucesión de experiencias diarias, vivencias de todo tipo: vivencias que repetimos, nuevas vivencias, vivencias extrañas, vivencias viejas, vivencias que aparecen por sorpresa y nos descabalan los planes, vivencias en las que participas, en las que puedes, incluso, planificar, pero que también se descontrolan y le dan la vuelta a todas tus creencias, a todas tus decisiones, a todos tus proyectos.

La vida no son apariencias, la vida es realidad y la realidad se nos presenta algunas veces, con frecuencia, en forma de crisis.

Llega la crisis, nos sentimos ansiosos, bloqueados, deprimidos, desganados, asustados, no sabemos cómo afrontarla.
Llega la crisis, con ella la necesidad de cambiar, de avanzar, de dejar lo que ya no nos sirve en nuestras vidas.
Llega la crisis y con ella, la vida nos sitúa ante una compleja encrucijada. ¿Qué hacemos? ¿Qué camino tomamos? ¿Lo dejamos todo como está y aprendemos a sobrevivir con lo poco que nos quede? ¿Tomamos un nuevo camino, nos arriesgamos aunque no sepamos el resultado de esta nueva forma de vivir? ¿Realizamos algunos cambios en nuestra vida, pero algunas cosas las dejamos tal y como están?

Todas ellas son difíciles decisiones. Decisiones que debemos tomar por nosotros mismos, nadie puede hacerlo por nosotros. Tal vez, podamos buscar ayuda para que nos acompañen en nuestra búsqueda, pero la elección final tendremos que tomarla nosotros.

Por mi parte, decido responsabilizarme de mi vida y tomar cada crisis que tengo que afrontar, y os aseguro que llegan con frecuencia, como una oportunidad de cambio, de mejora y de transformación. Aunque al principio, cuando llega la crisis, siento miedo, tras un tiempo de asimilación, de comprensión, no la rechazo, la acepto y buceo hasta lo más profundo de mi ser para encontrar nuevos recursos para vivir mi vida. A veces, necesito ayuda y busco una, o muchas, perspectivas desde el exterior que arrojen algo de luz sobre mi crisis. Pero, siempre realizo esta búsqueda teniendo en cuenta que soy yo la que debo decidir qué y cómo cambiar mi vida.

Cuando llegue la crisis:

-Tómala como una oportunidad de cambio.
-No te resistas a ella, acéptala, compréndela, busca recursos interiores y exteriores para superarla.
-No temas el cambio, lo desconocido, a veces nuestras vidas nos piden, para avanzar, una transformación parcial o radical de todo lo que conocíamos.
-Si necesitas ayuda, búscala, pero recuerda que al final, toda decisión sobre los cambios en tu vida, debes ser tú quien la tome.


Elena Mayorga


© Elena Mayorga Toledano. Ilustración de la portada realizada por Rocío Araya Gutiérrez. Con la tecnología de Blogger.